- La menor (90% de chicas) intenta comer cada vez menos o saltarse algunas comidas con excusas.
- Se queja con frecuencia de su imagen corporal y se describe como “gorda”.
-Tendencia al autodesprecio y baja autoestima. - Comienza a desarrollar rituales: corta la comida en trozos pequeños, los “marea” por el plato, come despacio y al final siempre dice que está “llena”.
- Come mucho a escondidas (en bulímicas).
- Siempre va al baño después de las comidas (en bulímicas).
- Especial atención ante las bailarinas, gimnastas, atletas, deportistas y modelos.
- Comienza a comprar productos para adelgazar, laxantes…
- Se aprecia debilidad física.
- Su estado de ánimo se vuelve irregular y tiende a volverse irritable.
- Se retrasa o retira la menstruación.
Prevención desde la familia
- Preste especial atención a la alimentación de sus hijos.
- Intente no recurrir a la comida rápida, la bollería industrial y las golosinas. Este tipo de alimentos deben conformar en todo caso la excepción, no la regla general.
- Valore a sus hijos sin tener en cuenta su peso. Si es necesario modificar su alimentación hágalo, pero evite las observaciones negativas respecto a un posible exceso.
- Refuerce la autoestima de sus hijos. Hágales sentir bien y motivo de satisfacción para su entorno. No centre sus reconocimientos en las cuestiones físicas.
- Ayúdeles a desarrollar su sentido crítico respecto a la moda de la delgadez en la publicidad, donde suele identificarse siempre con el éxito.
Signos de identificación ANA y MIALa anorexia y la bulimia nerviosas son dos trastornos mentales con serias
Así, las adolescentes que crean estas páginas han desarrollado dos formas de identificación:
- El lazo blanco.- Muchas de ellas colocan un lazo blanco virtual en las páginas que confeccionan, o lo pegan en sus carpetas, como símbolo reivindicativo de su “estilo de vida” o como forma de reconocerse.
- Las pulseras.- Las jóvenes pro-ANA se colocan una pulsera o cordón rojo en la muñeca izquierda, en ocasiones adornado con unas cuentas o piedrecitas rojas y, las pro-MIA, hacen lo propio pero utilizando el color morado. De esta forma pueden reconocerse unas a otras en cualquier sitio: una hamburguesería, la cola de un cine, un pub o en la playa o la piscina. En caso de duda se plantean señalarse disimuladamente la pulsera para ver si la otra hace lo mismo, en cuyo caso ya no queda lugar a dudas
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